Buena suerte, compañero

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Apenas unos días antes de cumplir los 22,

con toda la teoría en la cabeza y ninguna práctica que me avalara.

Fue así como yo llegué a esta ciudad de la que tú hoy te marchas

y en la que, al igual que tú, yo también me he sentido afortunada.

A mí Jaén me ha visto crecer como periodista y como persona

y en ambas cosas tú tienes una responsabilidad demostrada.

Que sepas que en este lugar del que siempre te quisiste ir

dejas muchas personas tristes, demasiadas.

Y entre ellas cuéntame a mí, que al tiempo que me alegro por tu logro

también me lamento porque te vayas.

No te digo adiós porque estaremos ahí siempre,

no me despido porque me niego a creer que esto se acaba.

Esto sólo es un “hasta la próxima”, un “hasta la vista compañero”,

Un “nos tomamos unos vinos en Granada”.

Que te vaya bonito, querido amigo,

que la suerte sea siempre tu aliada,

que no dejes de escribir cosas hermosas,

que la belleza siga estando a tiro de tu cámara.

Que tus tres soles sean siempre tu bandera,

que tu ilusión te acompañe en las horas bajas.

Que recuerdes el pasado con alegría,

que salgas victorioso de cada batalla.

Gracias por haber hecho de maestro,

de hermano mayor, de camarada.

Gracias por miles de risas, por algún que otro llanto,

por tantas y tantas juergas necesarias.

Salud y éxitos, querido Jorge,

que en la nueva partida te salgan buenas cartas.

 

(A mi amigo Jorge Pastor, el tipo que me acompaña en la foto de arriba, tomada en 2007, cuando éramos más jóvenes pero no más sabios ni más guapos).

Querer es poder

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No he corrido en mi vida. Nunca me llamó la atención esa modalidad deportiva que ahora está tan de moda. Llevo más de once años viviendo en Jaén y siempre he admirado profundamente a quienes cada 16 de enero se enfundaban las mallas y las zapatillas y salían a hacer kilómetros por una ciudad llena de cuestas en una noche iluminada por el fuego de las antorchas. Los admiraba, es cierto, pero nunca se me pasó por la cabeza ser uno de ellos, formar parte de esa locura. Y aquí me tienen, intentando todavía digerir las emociones de una noche dura y bonita a partes iguales y en la que volví a demostrarme a mí misma que querer es poder y que, por inalcanzable que nos pueda parecer un objetivo, no hay nada  imposible. De verdad, que no lo hay.

Hace apenas tres meses que decidí un día “probar” a correr. Me preguntaba que tendría ese deporte que tantos adeptos sumaba y, cosas de la vida, no se me dio del todo mal aquella primera experiencia, algo importante si tenemos en cuenta que yo siempre he sido de las que se aflataban en el colegio cuando corrían 3 minutos y de las que pensaba: “menuda panda de chalados esos que se van de vacaciones y echan en la mochila su moderna y colorida ropa de ‘running’”.

Así que, así como quien no quiere la cosa, empecé poco a poco a ser una chalada más, a mi ritmo, eso sí, mucho más lenta que la media, pero disfrutando igualmente con lo que hacía. Y así, un día de charla con colegas, empezó a surgir la posibilidad “¿Y si corremos la San Antón?”, “¿Yo?”, “estáis locos”, “yo no estoy preparada para eso, yo como mucho hago 4 kilómetros”. Pero acabé estrechando una mano, la de mi amiga Aurora, y prometiendo que la correría.

Y aquí me tienen, todavía con las piernas cansadas y con un subidón de adrenalina que no se me baja, habiendo hecho un tiempo muy superior al de la media pero con la satisfacción de que terminé el recorrido, de que no me paré en todo el trayecto y de que estoy viva para contarlo. Mis lágrimas cuando crucé la meta confirmaban que estaba alucinando.A20 monica lopera

Gracias a todos los que en este tiempo me habéis animado para no desistir, a los que me habéis dicho que claro que podía, a quienes habéis creído en mí, a un caluroso público en una noche tan fría que no paraba de chocar manos, a mi equipazo egabrense, al que se quedó a mi lado hasta que lo obligué a que me dejara a mi ritmo, incluso a la que cariñosamente me dijo que igual tendría que abandonar. Y, por supuesto, gracias Aurora porque, aunque ni pudimos vernos, has tenido mucha culpa de esto.

Habrá quien piense que no es para tanto, pero a mí esta San Antón me ha hecho inmensamente feliz y me ha llevado a darme cuenta de la importancia que tiene que nos planteemos retos en esta vida, de que siempre tengamos una meta a la que dirigirnos. No ha sido fácil, qué duda cabe, pero es que la vida tampoco lo es. Y aún así nos brinda momentos maravillosos. Hagamos por buscarlos y aprovechémoslos al máximo. La recompensa llegará en forma de satisfacción personal. Y, en este caso, también de una bonita medalla de recuerdo. ¿Quién lo hubiera dicho de mí hace un año?

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Feliz cumpleaños

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Cuando sales corriendo como si no hubiese un mañana y parece que nadie pudiera detenerte; cuando me haces repetirte una y otra vez, como cantaba Serrat, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca; cuando te despiertas de madrugada sin un motivo aparente interrumpiendo mis escasas horas de sueño; cuando gritas y pataleas; cuando te pones cabezota…Son muchas las veces que tengo que tomar aire y contar hasta diez para serenarme. Para asumir que me has salido revoltosa.

Pero son muchos más los momentos en que me quedo mirándote y me siento afortunada porque un día, hace justo hoy dos años, llegaste a mi vida para ponerla patas arriba. Sólo quien es madre puede comprender la magia de ese momento, la felicidad y, al mismo tiempo, el miedo que te produce ver a esa personita tan indefensa y a la vez tan llena de vida aferrándose a ti, pidiéndote que no le sueltes la mano, que la acompañes y la guíes.

Y en esas estamos tu padre y yo. Guiándote, llevándote de la mano hacia un mundo quizás demasiado incierto pero al que no te quedará más remedio que enfrentarte. De momento, ya sé que no te faltará inteligencia ni coraje para hacerlo, que te sobrará tenacidad y empeño, que quizás andes escasa de paciencia y que necesitarás refugios para espantar los miedos.

Pero sobre todo sé que nunca estarás sola, que en tu peregrinaje por la vida no te faltarán abrazos ni palabras de cariño, personas con las que reír siempre que puedas y en cuyos hombros también llorar si la ocasión lo requiere. Sé que te convertirás en una gran mujer, honesta y sincera, que pelearás por lo que quieres y que no te agacharán fácilmente.

Lo sé, es un presentimiento de madre y, al mismo tiempo, un deseo de la persona que probablemente, y que me perdone tu padre, más te quiere en este mundo. Gracias por existir, por hacerme reír a carcajadas cada día, por darle sentido a todo lo que a veces parece no tenerlo. Gracias porque hoy es imposible imaginarme mi vida sin ti. ¿Cómo pude vivir tantos años sin conocerte?

¡Feliz cumpleaños, Lola!

Súmate al rosa

Conozco a varias personas más o menos cercanas que lo han padecido y, por suerte, en todos los casos le han ganado la batalla, aunque no siempre es así, por eso es fundamental que la investigación siga avanzando en este sentido. Hoy, 19 de octubre, se celebra el Día Mundial contra el Cáncer de Mama y desde este columpio mío me gustaría, por un lado, darles un impulso muy fuerte a tantas mujeres que lo padecen (22.000 personas son diagnosticadas de cáncer de mama al año en España) para que, a pesar de lo complicado, saquen fuerzas para plantarle cara a la enfermedad y para vencerla. Lo conseguiréis.

También, aprovechando la campaña que ha puesto en marcha la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), os animo a todos en general a que os suméis al rosa, comprando unas preciosas gafas rosas como éstas que me regaló mi querida amiga Chris Aparicio o enviando un SMS con la palabra AECC al 28014.

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Tenemos que ser conscientes de que a cualquiera nos puede tocar y no nos cuesta nada echar una mano, sobre todo teniendo en cuenta que las administraciones que nos representan hacen poco o nada por fomentar la investigación para hacer frente a patologías como el cáncer o el Alzhéimer, tan duras como frecuentes. Ojalá eso cambie algún día. Mientras tanto, no está de más colaborar en lo que podamos. Hoy, por lo pronto, toca sumarse al rosa.

#SúmateAlRosa

 

Malasmadres, un club necesario

Esta niña del columpio se fue de vacaciones con la intención de contaros algo de las mismas a la vuelta… pero a la vuelta tenía trabajo acumulado y obligaciones varias por atender y así, un día por otro, no sé cuantos llevamos ya la casa sin barrer. Así que me he dicho que de hoy no pasa que retomemos la buena costumbre de escribir más allá de lo que las obligaciones diarias marcan y aquí estoy, dispuesta a hablaros de algo que seguro que muchos de vosotros ya conocéis: el Club de las Malasmadres. Sí, esa comunidad virtual que tiene miles de seguidoras en redes sociales y que se ha convertido en un punto de encuentro para madres «con mucho sueño, poco tiempo, alergia a la ñoñería y con ganas de cambiar el mundo». Es la definición que hizo Laura Baena, la ‘malamadre jefa’, cuando todavía no se imaginaba lo que iba a dar de sí aquel proyecto suyo que nació más bien como un grito de guerra ante la angustia que le causaba la imposibilidad de conciliar la vida laboral con la crianza de su hija. Sigue leyendo

Brindo por vosotras

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Imagino que alguna vez les ha pasado que llevan mucho tiempo sin ver a alguien querido y cuando se vuelven a encontrar es como si los meses o los años no hubiesen transcurrido, como si, por mucha tierra de por medio que haya o quehaceres cotidianos que impidan reunirse, al final es como si esa persona hubiera estado ahí siempre. Pues esto es lo que me ocurre a mí  una y otra vez con ellas, con los seis soles que alumbraron mis años de estudiante de Periodismo y cuya luz sigue siempre ahí, más lejos o más cerca pero nunca apagada.

Podría escribir un libro entero hablando de nuestras historias, de anécdotas que nos hicieron llorar de la risa, de cantes en una de tantas noches malagueñas…Podría decirles que hace 15 años que las conozco y son de las mejores personas que me he encontrado en mi vida, podría empezar y no acabar de echarles piropos. Son preciosas por dentro y por fuera.

Lo he vuelto a comprobar el pasado fin de semana, cuando tuvimos nuestro segundo reencuentro oficial, una costumbre como otra cualquiera que nos dio por instaurar el año pasado y que ha resultado ser el mejor invento de la historia. Cantamos, bailamos, comimos, bebimos, debatimos, reímos e incluso lloramos, que todo es necesario, oiga.

Además, tuvimos la suerte de compartir nuestra alegría con los tres chicos que se han atrevido a acompañarnos, uno de ellos valiente como él solo que nos lleva aguantando casi desde el principio y que hace los mejores mojitos del mundo. Otro, con menos experiencia en esto de entendernos (aunque lo hace muy bien) pero maravilloso pinche de cocina. Y luego está el que se tira en bomba a una piscina casi de juguete…Tenemos de todo. Por tener, tenemos hasta dos pequeñas criaturas que nos han dado la vida y el juego y que han reducido considerablemente nuestras horas de sueño, pero a las que todo se les perdona porque morimos de amor con solo mirarlas.

Queridas mías, gracias de corazón por hacerme tan feliz con el simple hecho de ser como sois. Gracias a la que estrena anillo, a la que lo estrenará en breve, a la que mejor luce el carmín rojo, a la que lleva como nadie los retrasos en los aeropuertos, a la sufridora de alergias y moscas y, como no, gracias infinitas a ti, que tanto glamour tienes en chándal.

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A todas, sin excepción, os quiero ver el próximo año en la tercera edición, yo ya estoy soñando con ella. “Rememos a favor de obra” para conseguirlo. Os lo pide, con miles de besos, “la madre ejemplar”.

Vivan los tomates feos

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¿Han visto ustedes que tomates? ¿Les parecen feos? Pues a mí me parecen preciosos. Vamos, que los veo y, si son los primeros de la temporada, se me saltan hasta las lágrimas solo de pensar en su sabor. Para los que no los conozcan, les diré que pertenecen a una variedad llamada ‘Piel de doncella’ (por su color rosado) y que son típicos de mi pueblo, Cabra (Córdoba). Estos, en concreto, son de la huerta de mi tío y si no los han probado nunca, les aconsejo que, si tienen la ocasión, no la dejen pasar. No se arrepentirán.

Después de un duro invierno comiendo tomates muy bonitos y muy redonditos pero que no saben más que a plástico, se agradece que llegue el verano y las huertas que hay a los pies de la Subbética cordobesa florezcan con estos tomates que tienen un sabor dulce e intenso. Son tomates que huelen y saben a tomates, algo que parece una obviedad pero que no lo es tanto cuando uno se topa en el supermercado con frutas y verduras relucientes, sin imperfecciones, tan redondas que parecen haber salido de un molde y cuyo sabor realmente en poco se asemeja a lo que de toda la vida fue una lechuga o una manzana, por poner algún ejemplo.

Por eso, desde este columpio mío desde el que les hablo, que como saben está bajo un olivo y tiene vistas privilegiadas a las huertas de Cabra, hoy quiero romper una lanza a favor de las frutas y verduras feas e imperfectas. Ojo, no hablo de que estén podridas, eso no nos gusta a nadie, pero sí de que no parezcan sacadas de una fábrica de juguetes, de que tengan sus grietas, sus manchitas negras, de que en vez de redondas sean un poco deformes…¡Esas serán las más ricas!

¿O es que las personas más perfectas por fuera lo son también por dentro? No digo yo que no haya alguno/a por ahí, pero todos sabemos que una cosa es la fachada y otra muy distinta lo que le late dentro a cada cual. Pues con los tomates y con las frutas y verduras en general pasa lo mismo, los más bonitos no siempre serán los mejores.

No obstante, la culpa de comer tomates que saben a plástico solo la tenemos quienes los compramos. Es lo que pasa cuando se fuerza y se cría en invernaderos un producto que toda la vida solo sobrevivía en la mata los meses de calor. Vale que hay tomates todo el año, pero, a cambio, la inmensa mayoría no saben a nada. Un buen remedio para contrarrestar esa falta de tomates buenos en invierno es el que desde siempre vi hacer a mi abuela y cuya tradición ha continuado después mi madre: hacer conserva de tomate.

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Es tan fácil (y tan trabajoso, si son grandes cantidades) como pelar el tomate, triturarlo, meterlo en botes y cocerlos al baño maría para que hagan el vacío. Gracias a este antiguo invento, en casa tenemos todo el año disponibles los tomates de la huerta de mi tío. Es cierto que para ensalada así no valen, pero para salsas, sofritos y un sinfín de platos no tienen competencia.

Ya saben, lo de que no hay que dejarse llevar por las apariencias vale para todo. Así que ¡vivan los tomates feos!

La importancia de donar médula

Con frecuencia, nos ocurre que se nos olvida lo afortunados que somos y que los problemas que tenemos en la vida, o lo que así llamamos, son en realidad minucias, contratiempos que se acaban solventando con mayor o menor éxito pero que no nos impiden vivir ni a nosotros ni a los que queremos y tenemos cerca. Y con frecuencia también pasa que cuando tenemos noticia de personas que sí se enfrentan a problemas de verdad, de esos que no tienen solución o que la tienen pero es difícil alcanzarla, de repente valoramos de golpe todo lo que tenemos.

Es lo que me ha ocurrido a mí y seguro que a los que conozcáis el caso también con el gran José Javier Paulano, un chaval de 17 años que espera un donante de médula compatible para poder ganarle la batalla a la leucemia linfoblástica aguda que padece. Este jienense lleva ya dos tratamientos de quimioterapia muy fuertes y actualmente se enfrenta al tercero en el Complejo Hospitalario de Jaén.

José Javier (en el centro con gorra) rodeado de amigos y familiares antes de someterse a su tercera quimio.

José Javier (en el centro con gorra) rodeado de amigos y familiares antes de someterse a su tercera quimio.

Su madre, Raquel Fajardo, con quien hablé hace unos días para hacer un reportaje en el periódico, es una de esas mujeres coraje que está moviendo cielo y tierra para que llegue lo que José Javier necesita, ese donante compatible. Su batalla, me contaba, es por su hijo pero también para que la ciudadanía tome conciencia de una vez de lo importante que es hacerse donante de médula y, sobre todo, de que hacerlo no conlleva ningún riesgo y es algo muy sencillo.

Os dejo a continuación la información que publicamos en Ideal Jaén la semana pasada y también el enlace a la página de Facebook donde Raquel Fajardo ha emprendido su particular lucha con bastante respaldo hasta el momento. Pero todo es poco. Por eso hoy quiero darle un pequeño impulso a José Javier desde mi columpio y os pido que lo compartáis.

«Donar médula es algo muy sencillo e indoloro y la gente no es consciente de las vidas que se podrían salvar si hubiera más donantes». Son las palabras de Raquel Fajardo, madre de José Javier Paulano, un jienense de 17 años aquejado de una leucemia linfoblástica aguda, que necesita de forma urgente una donación para salvar su vida.

Todo comenzó, explica Raquel, el pasado 24 de marzo, cuando después de haberse encontrado mal en algunas ocasiones puntuales, a José Javier le dio una crisis muy fuerte que le llevó directamente a la UCI. «En ese momento le daban horas de vida, así que el haber llegado hasta aquí es un logro, pero hay que seguir luchando, claro», dice Raquel, que cuenta que han sido meses muy duros con dos ciclos completos de quimioterapia (uno de 40 días y otro de 30), tratamientos «muy fuertes» que le han ocasionado neumonías, problemas cardíacos, respiratorios y otras complicaciones que, afortunadamente, ha podido superar.

Ahora, desde el pasado lunes, José Javier está de nuevo ingresado en el Complejo Hospitalario de Jaén recibiendo otro tipo de quimioterapia, llamada de consolidación. «Mientras que aparece un donante compatible, tiene que ingresar unas 3 semanas al mes más o menos para seguir recibiendo quimioterapia y que la enfermedad siga controlada», explica la madre del joven, que apunta que lo deseable es que aparezca un donante «cien por cien compatible», pero que no es fácil.

Pocas donaciones

El problema, explica, es que, a diferencia de lo que ocurre con las donaciones de sangre, las de médula no están tan generalizadas, «existe mucho desconocimiento y la gente piensa que es como si donara un riñón y no tiene nada que ver, es mucho más sencillo», indica Raquel, que subraya que lo único que hay que hacer es pedir cita en Donantes de Sangre para que a la persona interesada le realicen una pequeña extracción de sangre que posteriormente será analizada. «De ahí, la sangre va a una base de datos mundial y, si algún día aparece alguien compatible que la necesita, te llaman para ver si quieres seguir adelante», apunta esta madre coraje, que añade que hay dos formas de hacer esa donación, aunque normalmente siempre es por sangre periférica, es decir, por los brazos como una transfusión de sangre normal. «Lo único diferentes es que unos días antes te ponen unas inyecciones en los brazos para que se generen más células madre». La otra forma sí requiere entrar en quirófano y que te realicen una pequeña punción en las caderas porque se necesiten más células madre, «pero tampoco es nada peligroso, la molestia es mínima y a las 24 horas estás en casa», manifiesta.

La labor que Raquel Fajardo está llevando a cabo en las redes sociales está consiguiendo que muchas personas, tras conocer la historia de su hijo, hayan decidido hacerse donantes de médula. De hecho, en el Centro de Transfusión Sanguínea de Jaén ya no hay citas para el mes de julio, y en agosto cierran por vacaciones, con lo cual la gente que lo solicita no podrá donar hasta septiembre, algo que, a juicio de esta madre, «no tiene mucho sentido».

Raquel Fajardo deja claro que esas donaciones que la gente está realizando no tienen por qué ser para su hijo, sino para cualquier persona que lo necesite. «El tiempo juega en nuestra contra, si aparece un donante compatible, luego son necesarias una serie de pruebas que van a alargar mucho el proceso, pero en realidad mi lucha no es tanto por Jose, sino, sobre todo, porque la gente se haga más solidaria y tome conciencia de que donando médula puede salvar una vida».

Y es que, recalca Raquel Fajardo, «muchas veces te tienes que ver en una situación como esta para darte cuenta de que somos egoístas y no nos paramos a mirar al de al lado. Son 5 minutos lo que tardas en hacerte donante de médula y si la inmensa mayoría de la población lo fuera, todo sería mucho más fácil».

De momento José Javier sigue luchando. «Esta quimio que le están poniendo ahora es muy fuerte, tiene efectos secundarios muy duros pero, de momento, los está soportando», relata la madre del joven jienense, que el pasado domingo, un día antes de ingresar de nuevo en el hospital, se vio rodeado de sus familiares y amigos en un encuentro organizado por su madre para que recibiera todo el apoyo posible. «El que él esté positivo es un 50% de su tratamiento,  tiene que luchar y estar fuerte y por eso organizamos ese encuentro y la verdad es que se sintió muy arropado, recibimos mucho cariño».

Implicación

Raquel Fajardo agradece la implicación que tantos jienenses están demostrando con su hijo, así como la labor que realiza el equipo de hematología del Hospital de Jaén. «Están luchando por mi hijo, yo sé que no lo van a dejar, está en las mejores manos», sentencia Raquel.

(Información publicada en Ideal Jaén el 10-07-15)

Gracias mil

Nunca me imaginé que iba a estar tan a gusto en este peculiar columpio en el que he decidido instalarme para hablaros cada semana. Ni siquiera, cuando ideaba el proyecto, sabía que sería sentada aquí desde donde lanzaría mis reflexiones para que, si alguien lo tenía a bien, las leyera. Pero una cosa llevó a la otra y aquí me tienen, con mi trasero apoyado en un saco de esparto, dispuesta a contarles vayan ustedes a saber el qué.

De momento, tengo claro lo que me toca hoy. Después de un primer post muy especial cargado de emociones, lo siguiente es dar las gracias, sobre todo, a dos personas que me han ayudado a personalizar esta particular bitácora.

Por un lado a mi querida Esther Sepúlveda, la personita que se esconde detrás de Cortar, Pegar y Cantar y que es la autora del dibujo tan bonito que no solo ilustra mi primer post sino la cabecera del blog en general. Leyó lo que escribí y lo dibujó así de bien. ¡No me digáis que no es precioso mi columpio! Os recomiendo que la sigáis para no perderos nada de lo que hace. Es mi amiga del alma, también periodista y una artista de los pies a la cabeza.

Y, por otro lado, está Jorge Pastor, un colega al que muchos de vosotros conocéis. También gran amigo, también periodista y fotógrafo en sus ratos libres y que me hizo unas fotos preciosas para este blog. Le pedí que me hiciera una y me tuvo más de una hora posando…Él es así. Para los que aún no lo hagáis, lo podéis seguir en Patadón y Tentetieso. Y también en la expo que inaugura mañana en Barcelona…

A los dos, de corazón, mil gracias por ayudarme a comenzar este sueño que tenía desde hace mucho tiempo. Solo por el tiempo que me habéis dedicado desinteresadamente, me siento en la obligación de mantener esto con vida.

Y, como no, no me puedo marchar hoy sin agradeceros a todos vosotros, lectores míos, que decidierais gastar parte de vuestro preciado tiempo en leer mi primer post. Fuisteis muchos más de los esperados y comenzar así es un privilegio al tiempo que una responsabilidad.

Que el balanceo no pare.

La Niña del Columpio

Cierro los ojos y me veo balanceándome en aquel columpio que me fabricabas con una simple cuerda y uno de los sacos que al final del día estaría cargado de aceitunas. Es, con mucha diferencia, la atracción más original y divertida que he tenido en mi vida. Allí, bajo la sombra de aquellos olivos, aprendí no solo a no caerme de un asiento no demasiado cómodo, también me di cuenta, mientras me balanceaba, de que en esta vida nada se consigue sin sacrificio y de que era mucho el que tú y mamá hacíais para sacarnos a mi hermana y a mí adelante.
Ha llovido mucho desde entonces, qué duda cabe, pero creo que las cosas que aprendemos tan pequeños son las que nunca olvidamos, las que marcan el resto de nuestra vida y, por ende, van forjando nuestra propia personalidad. Buena parte de lo que soy hoy te lo debo a ti. Yo sería otra completamente distinta si no me hubieras enseñado que hay que ser generosos, madrugar para que cunda el día y que el mejor bocado se deja siempre para el final. Y que hay que reír, siempre que se pueda, reír. Yo no sería la que soy si no me hubieras fabricado aquel columpio.
la niña del columpio
Y quizás también sería muy diferente si no te hubieras ido, si la mala fortuna no te hubiera elegido hace justo hoy diez años para que pasaras a habitar en otro mundo en el que, quién sabe, igual se está mucho mejor que aquí. Probablemente sea así. Pero yo sigo sintiendo la misma rabia que entonces, la misma impotencia, el mismo coraje…Más sosegado, eso sí. Mirándolo con la perspectiva de la resignación que dan los años, pero igualmente difícil.
Me sigo preguntando por qué no has podido disfrutar de tantas cosas buenas que aún te quedaban por vivir, en especial de una pequeña y revoltosa criatura con la que jugarías y bailarías como no lo hiciste nunca. Es injusto, injusto que no la hayas conocido y que ella tampoco te pueda disfrutar a ti. Pero le hablaré mucho de su abuelo, le diré que era la persona más buena del mundo. Le enseñaré todo lo que me inculcaste . Y un día no muy lejano le haré un columpio en un olivo.